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Presentación

Esto es un almacén, un repositorio, de los pequeños relatos que voy escribiendo y están más o menos terminados.  Algunos están presentados a concursos, e incluso he llegado a finalista, por ahora sólo dos veces. Otros son inéditos.  Se que no soy un gran escritor, más quisiera yo, pero sólo caminando se hace el camino. Espero que gusten .
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El Largo Camino de Santiago

Tenía nueve años cuando de un par de patadas se rompió la puerta y entraron tres personas, más o menos uniformadas. No recuerdo los colores ni el bando al que pertenecían, daba igual. La guerra se movía por la sierra y unas veces el pueblo era zona roja y otras nacional.  Nuestra casucha tenía un pequeño huerto y un corral para las ovejas. Las ovejas duraron hasta el primer envite de los soldados. El huerto aguantó y nos mantuvo con vida los primeros años de la guerra, pero entre unos y otros: militares, paramilitares, milicianos y mal encarados, disfrazados de militar con armas auténticas, acabaron con el huerto, con lo plantado y lo recogido. Esa noche además, se llevaron a mi padre. Me quedé solo.  Sólo cuando ya se habían ido, me atreví a llorar y gritar hasta que el dolor físico superó el del alma. Recogí los restos de la puerta y las usé para hacer el fuego y cocinar mi última cena. Tenía escondidas dos cebollas que asé muy despacito y me comí hasta lo quemado.  Al amanecer, entr

El maestro de mi memoria

El otro día en el trabajo, como todas las mañanas, en la pausa del café, compré el periódico. Siguiendo mi costumbre lo empecé de atrás a delante: la contraportada, la sección cultural, e ignoro porqué y nunca antes ni después he vuelto a hacerlo, pero ese día me paré en la sección Obituario y leí el artículo. Era la despedida con mucho dolor y cariño de un amigo a otro, ambos profesores. Al final del texto, salió el nombre del finado: Augusto y en la firma, Benito. Se me abrieron los ojos ¿serían mis profesores del colegio? No son nombres especialmente comunes. Resolví tratar de pasar por mi barrio y tratar de ver a alguno. Al final acabé yendo a mi escuela. Allí seguía Benito, ahora director del centro que me confirmó que sí, que él era el autor y Augusto había fallecido. Le agradecí de todo corazón el artículo, y compartimos el sentimiento de pérdida. Estudié EGB, con Franco vivo y de política no se hablaba ni en casa, la religión obviamente, católica, las clases comenzaban a las nu

Los 6 sentidos en la Sierra de las Nieves

  Salí de casa para hacer algo de senderismo que, según la ciencia, es el mejor deporte, el más sano, a todas las edades. Me apetecía mucho volver al Parque Natural de la Sierra de las Nieves, que hacía varios años que no me lo visitaba. Salí hacia Yunquera, desayuné en esa preciosa localidad y cogí el camino para ir al pinsapar. En el Puerto Sauquillo dejé el coche, y tomé el camino. Ya bajo los pinsapos, dejé el sendero y me interné en la arboleda. Allí aún se puede ver cómo se sentían los primeros hombres que pisaron esas tierras. Con cada paso que daba me emocionaba con las percepciones que me llegaban del pinsapar. Mis sentidos entraron en resonancia con el bosque. El primero fue el oído. Cerré los ojos un segundo y me concentré en lo que percibía por ellos. Escuché la música del pinsapar. El viento en las ramas y hojas componen la base melódica. Mis pasos sobre el barro y la retama seca hacen los tonos bajos de la batería. Los trinos que en la ciudad no se llegan a oír, l

Verano Malagueño

Ahora, en estos tiempos de aviones, AVE y avíos económicos, estar un verano en Málaga es algo común para medio mundo, casi literalmente; pero cuando yo uno las palabras: verano y Málaga en mi cabeza, regreso a mi infancia, en un bloque de pisos de Huelin. Nuestro piso era un primero, justo encima de un par de tiendas de barrio. Mi habitación era interior, dando a un auténtico y genuino ojo-patio de menos de 10 m² de luz. El arquitecto que diseñó el bloque, seguro había seguido un curso con los egipcios o los mayas, había hecho los cálculos para que el sol llegara a nuestra ventana el día 21 de junio para indicar el inicio del verano. ¡Qué alegría ver el sol por allí! Llegaban las vacaciones y el aviso para preparar los “júas”. Recuerdo ir con mi familia a la playa de la Misericordia (que ahora tiene un nombre más moderno) en la Lambretta de mi padre: mis dos hermanos entre sus piernas, mi madre sentada como una dama, a lo amazona, y yo encima de ella, más las banquetas, la sombrilla

La Magia de Volar

 La Magia de Volar “ Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.” Arthur C. Clarke Esta frase me hizo pensar en cómo se explicaría nuestro mundo, nuestras profesiones de Enaire, desde una visión mágica al más estilo de las historias de Tolkien o J. K. Rowling. Como he leído Fantasía desde niño, me resulta bastante fácil, cuando vas dejando que tu imaginación vuele, ves con claridad como todo se adapta y como cada vez es más fácil hacer esa conversión de tecnología en magia. Os invito a jugar conmigo a darle una pátina de ilusión mágica al Mundo Enaire . Comencemos con un Centro de Control, sabemos cómo son, pero si lo miramos de forma fantástica se convierte en: Una enorme cueva en penumbra, con veinte o treinta calderos mágicos por los laterales y un par de ellos por el centro. La única luz que se percibe es la que emiten los calderos. En cada uno se aprecian las caras de un par de brujos o brujas. Nuestras brujas no son como las que uno