La Magia de Volar
“Cualquier tecnología
lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.”
Arthur C. Clarke
Esta frase me hizo pensar en cómo se explicaría nuestro
mundo, nuestras profesiones de Enaire, desde una visión mágica al más estilo de las historias de Tolkien o J. K.
Rowling.
Como he leído Fantasía desde niño, me resulta bastante
fácil, cuando vas dejando que tu imaginación vuele, ves con claridad como todo
se adapta y como cada vez es más fácil hacer esa conversión de tecnología en
magia.
Os invito a jugar conmigo a darle una pátina de ilusión
mágica al Mundo Enaire.
Comencemos con un Centro de Control, sabemos cómo son, pero
si lo miramos de forma fantástica se convierte en:
Una enorme cueva en penumbra, con veinte o treinta calderos mágicos
por los laterales y un par de ellos por el centro. La única luz que se percibe
es la que emiten los calderos. En cada uno se aprecian las caras de un par de
brujos o brujas. Nuestras brujas no son como las que uno comúnmente imagina: no
son viejas con verrugas y escobas. En el reino mágico de Enaire todos nos
cuidamos, vamos al dermatólogo, y tratamos de tener en casa una roomba®.
El atuendo de estos
brujos es muy libre: nada de batamantas con estrellas ni gorros en punta. Sólo
hay dos cosas que son imprescindibles, y que todos tienen: un ratón, que está en
su alfombrilla especial, al que siempre están acariciando y moviendo en todas
direcciones y una serpiente pequeña de color negro que les rodea el cuello. La
serpiente les sale de la oreja, recorre la cabeza del brujo y su boca la tienen
muy cerca de la boca del brujo. Todos los brujos hablan mucho con su serpiente.
Los calderos antiguamente
eran redondos y profundos, pero las modas y la tecnología han hecho que ahora
sean cuadrados y planos. Despiden una iluminación de colores: rojos, amarillos
o naranjas y en él hay una sopa llena de rayas, números y letras que van
cambiando de color y que se mueven aparentemente sin orden.
Los brujos no quitan el
ojo de esa sopa. De vez en cuando, una bruja o un brujo de la pareja dice unas
palabras mágicas y un grupito de letras cambia de color o desaparece. A veces,
reaparece en el caldero de otros compañeros y otras no. Es magia.
Además de sus serpientes-de-cuello,
los ratones y los calderos, suelen usar unos cristales mágicos, que cambian de
color si los tocas, hacen ruidos, y dependiendo de en qué zona los toquen, pueden
hablar con unos brujos o con otros. Hasta los soportes de los calderos hablan y
chillan si algo no va como debería.
Por otro lado, tenemos al
jefe de los adivinos, que se sitúa en el centro de la cueva y observando atentamente
cómo se hace la magia y acudiendo a algún caldero cuando en él se complica el
embrujo. Es el más sabio y continuamente está atendiendo las consultas que se
le hacen.
También en el reino de
Enaire existen unas torres solitarias. Altas y con su parte superior de
cristal. En ellas también hay un pequeño grupo de adivinos que están
continuamente escudriñando el cielo para ver a los pájaros de hierro: los guían
y están completamente pendientes de ellos. Les avisan si hay algún peligro o si
vienen tormentas. Cuando los observas realizando su magia te maravilla la
manera en que las aves metálicas los entienden y realizan su vuelo conforme les
dicen: suben, giran o bajan con total seguridad hasta llegar al nido.
Estos brujos de las torres, y los de las cuevas, están todo el día hablando
entre ellos; usando palabras mágicas como “viouar” “raidarcontact”
o “flailevel”.
En Enaire no sólo hay controladores y salas o centros de
control. Es una empresa netamente tecnológica y hay un grupo de profesionales que
la mantiene.
Es el turno de los ATSEP y sus instalaciones de CNS:
Los ángeles electrónicos
son prácticamente invisibles, casi nadie se fija en ellos, pero están por todas
partes. Suben a altas montañas entre la nieve y bajan hasta los nidos, incluso
se meten por todos los vericuetos de las cuevas y de las torres solitarias.
Siempre van volando y tratando de pasar desapercibidos. Ellos curan a los
animales, encienden los calderos y reparan los cristales mágicos que tienen los
brujos. Otro grupo de ángeles viajan por los campos a unos extraños templos. En
ellos manipulan unos elementos, como tótems, y con ellos generan energías
místicas. Con esas energías mágicas los pájaros metálicos ven mucho mejor: más
lejos e incluso cuando no hay luz. Los templos y los tótems son muy variados y por
tanto la magia que generan difiere con cada uno.
Es muy frecuente encontrar en los montes unos pequeños templos debajo de un
gigantesco escudo metálico; estos son los VOR. Encima de éste escudo se sitúan
unos tótems con una distribución como el crómlech de Stonehenge, pero en vez de
menhires de piedra, se encuentran cincuenta setas metálicas de medio metro
alrededor de una central. Dentro del edificio del templo es donde los ángeles
electrónicos rezan para que la magia fluya desde las setas hasta las aves
metálicas.
Hay otros que consisten en aparentemente un simple poste, como los DME, pero otros
son muy raros, por ejemplo, el ILS en que los tótems son una fila de percheros
rojos y blancos que se colocan al principio de los nidos de los pájaros de
hierro. Como en los VOR, los ángeles oran en los templos cercanos, no suelen
acercarse demasiado a los tótems si la magia está trabajando.
Hay otros ángeles que cuidan unos huevos de dragón gigantes, de color blanco,
aunque a veces, cuando están por las montañas, están pintados de camuflaje.
Estos huevos gigantes producen una de las magias más poderosas de todo el
reino. Con ella se puede saber si el pájaro de hierro que viene: es amigo o
enemigo, si está en la ruta que debe o si se acerca a una tormenta, aunque estén
más allá de donde alcanza la vista, o sea de noche. Proporciona la base de la
sopa mágica del caldero de los brujos. Les llaman radares.
La misión de los ángeles
electrónicos es que ningún tótem, ningún caldero, ninguna serpiente-de-cuello
esté sin generar magia, que no estén dañados o enfermos y que los brujos puedan
hacer su magia sin problemas.
Esta ha sido incluso más fácil. Son realmente ciertas las
palabras de C. Clarke: Cuanta más tecnología se utiliza más magia parece. Pero,
todo en Enaire no es Control o ATSEP, están los departamentos cuyas funciones
son más de gestión: como la división de recursos humanos (ahora se llama División
de Personas pero si en este contexto se utiliza ese nombre la primera idea que
se me ocurre es la de un potro de tortura y una sierra grande, y realmente no
se lo merecen), o los diferentes departamentos de apoyo, o el todo el conjunto
de departamentos que hay en Servicios Centrales: los de desarrollo, ETNA,
REDAN, Gestor Documental, apoyo e inspecciones, CAL, etc. ¿Será posible verlas
perteneciendo a un mundo de fantasía?
Pues nos ponemos las gafas de visión mágica y vemos como serían:
El reino de Enaire aparte
de los templos remotos, cuevas y torres solitarias, posee un conjunto de
castillos repartidos por todo el reino y un gran palacio en la capital. En aquellos se encuentran los servidores del
reino, y en el palacio, la corte real.
Entre las funciones de la corte, de la nobleza, están el tener el honor y el
deber de defender el reino de Enaire en cuantas justas tengan que luchar. Usando como arma y escudo documentos y algo de
magia powerpoint, mantienen libres de enemigos la frontera y consiguen el oro
necesario para pagar a todos los seres mágicos.
En los castillos y también en el palacio están los monjes historiadores. Ellos
registran cualquier acontecimiento que suceda a los seres mágicos: desde los
nacimientos en el reino, hasta los pases a mejor vida, pasando por ascensos
desde paje a escudero o caballero, los títulos conseguidos, etc. Estos
escribanos anotan todos esos sucesos en su incunable que al que llaman SAP.
Llevan el control de la vida y milagros de todo ser mágico que puebla nuestro
mundo.
Como el palacio y los castillos son vitales para el funcionamiento del reino,
deben estar muy bien protegidos; por ello tiene unos buenos muros y muchos
guardianes. También deben tener protección de la magia oscura que hacen los
nigromantes llamados hackers. Para defenderse, tienen un grupo de taumaturgos
que mantienen los escudos mágicos que nos libran de ellos. A esta protección
mágica la llamamos Redan.
En el palacio, en unas salas apartadas, están los alquimistas, que investigan y
van recorriendo el mundo para encontrar nuevos y mejores tótems para hacer más
magia.
También en el palacio real, se encuentra la gran biblioteca de Enaire y sus
bibliotecarios. Es el Gran Gestor Documental; tiene millares de libros
aumentando cada día. Como todo en Enaire es mágico, los libros están vivos.
Esos libros nacen, crecen con el tiempo y a veces fallecen. Hay que vigilarlos
y cuidarlos; porque se da el caso que, por la mañana un libro puede ser versión
2.1 y por la tarde ha llegado a la 2.3. Los libros si no son cuidados con
detenimiento les nacen Federratas y Notastécnicas. Eso requiere tratamientos
que a nadie gustan.
Como habéis visto, a causa de que los libros estén vivos, a veces muerden a
alguien. Al mordido se le producen dispensas o notas de estado, y en casos más
graves no-conformidades, que tienen que ser cuidados por los magos de apoyo. Para
curarlos hacen cataplasmas de papel y vendajes de documentos tratando y
vigilando esas deficiencias hasta que queda todo perfecto.
En las mazmorras de palacio se encuentran los inquisidores. Su misión es controlar
que el reino vaya como tiene que ir. Los inquisidores van por todas las cuevas
y torres, preguntando como se están haciendo las cosas y vigilando que no haya
magia negra. Aunque no son como los de las películas americanas: no van de
blanco, dando latigazos y rezando el rosario dando vueltas por las cámaras de
tortura. Ellos también dan miedo, pero dan miedo con sus preguntas. No obstante,
realmente poco tienen que castigar a nadie porque siempre todos somos unos
buenos cumplidores de los mandamientos.
También por los sótanos, con poca luz, están los conjuradores de Enaire. Estos magos
están haciendo todo lo posible por mantener vivo un sortilegio muy antiguo: el
Etna. Éste es un conjunto de órdenes e instrucciones muy extrañas en un
lenguaje que ya pocos pueden manejar, pero es uno de los que mantienen el
reino. En otra mesa están conjurando un nuevo sortilegio que lo sustituya, le
han llamado Etna J.
Por último, en el palacio, están los grandes aljibes. Estos son unas enormes
cavernas llenas de todos los objetos imaginables. Allí se almacenan desde
tótems hasta serpientes-de-cuello de los brujos. Cuando algún ángel electrónico
ve que no puede curar a alguno de sus animalitos mágicos, se ha roto algún
tótem o cualquiera de los elementos de los templos, los envían aquí. En estos
aljibes unos humanos especialmente dotados para ello los tratan y se devuelven
curados o reparados, o incluso nuevos si no hay ninguna otra solución. Este gigantesco almacén se llama CAL y tiene
un flujo continuo de carros de entrada y salida.
Como se ve con un poco de práctica (y ser muy friki) se
puede jugar a convertir cualquiera de los departamentos de Enaire en algo de la
Edad Media, pero incluyendo magia y por tanto toda su fauna: brujos y magos,
templos, tótems…
Seguro que se me ha pasado algún departamento o división, y pido disculpas por
ello. Si alguien ve que su departamento no ha sido “magificado” le dejo que se
ponga mis gafas de fantasía, y que deje mirar a su niño interior.
Toda esta magia que realmente usamos, toda esta tecnología
en el mundo real, sólo tiene una utilidad, guiar y cuidar a las aves metálicas,
los aviones, mientras van volando por el cielo de forma tranquila directa y
segura; mientras están en aire. Para
que puedan ir de un nido, un aeropuerto, a otro sin sobresaltos y sin perder
tiempo. Pero realmente no es por los aviones, sino por “su tessoro",
los pasajeros.
En resumen, también bajo el prisma de la fantasía, Enaire es
una empresa mágica.